La epicondilitis o codo de tenista, es una causa frecuente de dolor de codo. Puesto que no todos los dolores en la zona lateral de codo son epicondilitis. es importante diferenciar esto para plantear un tratamiento correcto.
¿Por qué se produce la epicondilitis?
La epicondilitis se produce por tracciones repetidas, ya sean en relación con el deporte, o más habitualmente por la actividad laboral. Estos movimientos repetitivos provocan microrroturas en los tendones que se insertan la zona del húmero llamada epicondilo.
¿Cómo es el dolor de la epicondilitis? ¿Qué siento cuando tengo epicondilitis?
Los pacientes comienzan con molestias que progresan a dolor en la cara lateral del codo. Este dolor se puede irradiar por el dorso del antebrazo hasta el 3º y 4º dedo. El dolor se focaliza de forma franca en el epicondilo, donde se insertan los tendones.
Existen diferentes maniobras de provocación para despertar el dolor y confirmar el diagnóstico. En la consulta, el especialista en codo reproducirá estas maniobras para desencadenar el dolor y orientar el diagnóstico.
Estas maniobras también ayudan a diferenciar de otras posibles enfermedades que tienen un dolor parecido al codo de tenista o epicondilitis.
Me han dicho que tengo codo de tenista, ¿por qué no se me cura el codo de tenista?
El codo de tenista o epicondilitis suele tener un curso largo, hay pacientes que llegan a estar hasta un año con dolor y molestias.
Aún así hay que tener en cuenta, que no todo el dolor en la cara lateral del codo es una epicondilitis, y el diagnóstico diferencial con otras enfermedades como la inestabilidad posterolateral rotatoria (lesión de ciertos ligamentos), el atrapamiento del nervio interóseo posterior o la plica sinovial puede ser difícil y provocar un retraso en el inicio del tratamiento adecuado.
¿Cómo se diagnóstica?
Las pruebas de imágenes no son estrictamente necesarias. La radiografía simple puede descartar otras patologías ocultas y en algunas ocasiones mostrar calcificaciones.
La resonancia nuclear magnética permite identificar plicas sinoviales, engrosamientos de la membrana que recubre el codo, que se pueden pinzar con ciertos movimientos y desencadenar dolor y producir un aumento de señal en la musculatura epicondilea.
¿Cuál es el tratamiento del codo de tenista?
En el caso de padecer una epicondilitis lo primero que hay que hacer es tener paciencia y no desesperase, es una enfermedad que normalmente se cura, pero no por ello de una forma rápida.
El primer paso es comenzar con tratamiento conservador, siguiendo las siguientes pautas:
- Modificación de las actividades que pueden desencadenar la epicondilitis (reposo relativo).
- Antiinflamatorios no esteroideos.
- Fisioterapia intensiva.
Este tratamiento suele ser suficiente en la mayoría de los casos. Y cuando este fracasa es cuando tenemos que pensar en tratamientos más agresivos.
¿Infiltraciones?
Hoy en día la infiltración con corticoides en el epicondilo (zona de dolor), no se aconseja debido a que influye negativamente en los resultados de una posible cirugía, no está exenta de complicaciones y su beneficio es temporal. En ocasiones son necesarias para controlar el dolor.
Recientemente el tratamiento con plasma rico en plaquetas (PRP) es una alternativa a los corticoides con mínimas complicaciones.
El plasma rico en plaquetas consiste en extraer la propia sangre del paciente, para procesarla y extraer la porción de plasma rica en plaquetas, un componente de nuestra propia sangre que tiene un gran potencial antinflamatorio.
No existen estudios que demuestren le eficacia plena de este tratamiento, pero puede ser una alternativa a pacientes en los que el tratamiento inicial haya fracasado y no quieran someterse a un tratamiento quirúrgico.
¿En qué consiste la cirugía de la epicondilitis?
El último paso cuando fracasa el tratamiento conservador es la cirugía.
Actualmente nuestra elección es la cirugía artroscópica que consiste en introducir una cámara dentro del codo para poder evaluar posibles causas de dolor como lesiones condrales (lesiones del cartílago), sinovitis o plicas sinoviales, y a su vez poder tratarlas, así como realizar una tenotomía (corte en el tendón) del extensor corto del carpo para aliviar la tensión de estos tendones sobre su inserción en el epicondilo, y por lo tanto el origen del dolor.
- La cirugía no está exenta de complicaciones, y se describen un 5% de lesiones del nervio radial, así como la lesión del ligamento lateral en otras posibles complicaciones.
- Durante los tres primeros meses tras la cirugía debemos evitar los movimientos repetitivos y evitas las cargas excesivas de peso, volviendo a nuestra actividad normal de forma progresiva.
- La mayoría de los pacientes mejoran de forma parcial o completa, estando satisfechos en general con la intervención.
- Un pequeño porcentaje no mejora con la cirugía, esto suele ser debido a otra causa del dolor además de la epicondilitis como el síndrome del nervio interoso posterior, enfermedad de difícil diagnóstico y cuyo tratamiento quirúrgico se asocia a más complicaciones.